Si crees que tu gato parece estar muy ensartado, puede que no estés muy lejos. La presión arterial alta, o hipertensión, es una condición común en los gatos, especialmente a medida que crecen.
Aunque es fácil de diagnosticar, se puede pasar por alto fácilmente porque hay pocos síntomas externos, especialmente en las primeras etapas. En la mayoría de los casos de hipertensión, es necesario tratar una enfermedad subyacente.
¿Qué causa la hipertensión?
La enfermedad renal es el principal desencadenante de la presión arterial alta y es más común en los gatos mayores. Además, la mayoría de los gatos diagnosticados con hipertiroidismo tendrán un aumento de la presión arterial, pero esto generalmente disminuye una vez que la enfermedad está bajo control. En una minoría de casos, no se diagnostica una causa subyacente de la hipertensión.
¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión?
Una de las barreras para diagnosticar la hipertensión es que el gato muestra muy pocos síntomas. Muchos padres de mascotas reportan que una vez que la condición ha sido diagnosticada y tratada, su gato de repente parece más brillante y más feliz. Los pacientes humanos con presión arterial alta a menudo sufren dolores de cabeza desagradables y se piensa que lo mismo podría ser cierto para nuestras mascotas.
El síntoma más dramático de la hipertensión es la ceguera repentina. Esto se debe al aumento de la presión que hace que los diminutos vasos sanguíneos del ojo se hinchen y exploten, lo que provoca un desprendimiento de retina e inunda el globo ocular con sangre.
Incluso un examen realizado por su veterinario no siempre detectará signos de un problema. Algunos gatos con hipertensión pueden tener un corazón que suena poco saludable, pero no todos. Por el contrario, solo porque existe una anomalía, no significa que tengan presión arterial alta. En estos casos, es prudente controlarlos regularmente: la mayoría de los veterinarios recomiendan cada tres a seis meses.
¿Cómo se diagnostica la hipertensión?
La hipertensión se diagnostica fácilmente mediante un monitor de presión arterial. Estos son muy similares a los de la medicina humana: se coloca un brazalete en la pata delantera y su veterinario escucha el pulso en la articulación de la muñeca (carpo). La cola también puede ser utilizada.
Si la presión arterial es alta, también es importante realizar análisis de sangre para buscar causas subyacentes.
¿Cómo se trata la hipertensión?
En primer lugar, es importante tratar cualquier enfermedad subyacente que haya sido diagnosticada. Para la hipertensión en sí, lo más probable es que a su gato se le receten tabletas diarias.
¿Por qué es importante el tratamiento?
Es vital que la hipertensión se diagnostique y resuelva lo antes posible, ya que puede causar daños graves, y en ocasiones irreversibles, a los órganos internos:
- Ojos: si no se tratan de inmediato, la ceguera causada por el desprendimiento de retina y la sangre en el globo ocular puede ser permanente.
- Corazón: la alta presión en las arterias significa que el corazón tiene que trabajar más para bombear sangre al sistema. Con el tiempo, esto hace que el músculo cardíaco se agrande, se espese y se vuelva rígido. Si no se trata, este proceso puede conducir finalmente a una insuficiencia cardíaca congestiva (miocardiopatía hipertrófica).
- Cerebro: si los vasos sanguíneos subpresionados aparecen en el cerebro, puede provocar una gran variedad de síntomas, como demencia, temblores, comportamientos inusuales e incluso convulsiones.
- Riñones: la hipertensión puede reducir el flujo de sangre a los riñones y el daño que causa puede hacer que el órgano falle. Además, la enfermedad renal en sí exacerbará la hipertensión, lo que podría conducir a un círculo vicioso de problemas.
Si está preocupado por su gato y le gustaría que le revisaran la presión arterial, simplemente hable con su veterinario. El procedimiento es rápido, no doloroso y relativamente barato. Aunque la afección en sí misma se puede tratar fácilmente, la clave para un resultado exitoso es un diagnóstico rápido y la administración temprana de la medicación adecuada.