La broncoscopia es un procedimiento que ayuda a diagnosticar algunas afecciones de los pulmones y los bronquios.
En este procedimiento, un médico observa su vía aérea a través de un instrumento de visualización delgado llamado broncoscopio. El broncoscopio es un dispositivo cilíndrico. Hay dos tipos de broncoscopio: broncoscopio rígido, que se usa raramente, y broncoscopio de fibra óptica. El fibroóptico es más flexible y se usa con mayor frecuencia, ya que no requiere anestesia general y permite al médico tomar una biopsia. El broncoscopio fibrotópico tiene cuatro pasajes: dos para pasar a través de la luz, uno para pasar a través de instrumentos médicos o medicamentos y uno que permite a un médico mirar dentro de las vías respiratorias.
Propósito de la broncoscopia
Durante este procedimiento, un médico examina la garganta, la laringe, la tráquea y las vías respiratorias inferiores. La broncoscopia se usa típicamente para:
- Identificar problemas de la vía aérea como tos crónica, sangrado y dificultad para respirar.
- Diagnosticar y determinar la extensión del cáncer de pulmón.
- Estudiar una deformidad pulmonar hereditaria.
- Tomar muestras de tejido cuando otras pruebas (rayos X o tomografía computarizada) indiquen problemas con el pulmón o los ganglios linfáticos.
- Diagnosticar cáncer, tuberculosis o cualquier otra enfermedad pulmonar tomando muestras de tejido o moco.
- Retirar objetos de los pulmones que bloquean las vías respiratorias.
- Evaluar y tratar crecimientos en las vías respiratorias.
- Tratar el cáncer de la vía aérea utilizando materiales radiactivos (braquiterapia).
- Control de sangrado.
- Evaluar la efectividad del tratamiento para el cáncer de pulmón.
Este procedimiento no debe realizarse en personas que tienen problemas cardíacos inestables y en personas que sufren una insuficiencia respiratoria grave.
Complicaciones de la broncoscopia
Las complicaciones graves de una broncoscopia no son muy comunes y se realizan principalmente sin ningún problema. Si se ha realizado una broncoscopia, puede sentirse cansado y somnoliento durante varias horas después del procedimiento debido a un sedante. Varios días después de la broncoscopía, su nariz y garganta pueden estar un poco doloridas. También puede desarrollar fiebre leve. En caso de que le hagan una biopsia, puede toser un poco de sangre durante unos días.
Para aliviar los síntomas mencionados, puede tomar ibuprofeno o acetaminofeno. Durante la primera semana después de la broncoscopia, evite cualquier esfuerzo físico y regrese a sus actividades habituales cuando esté listo.
Las complicaciones del procedimiento incluyen: reacción alérgica a la medicación, pulmón colapsado (neumotórax), espasmos de las vías respiratorias o la laringe, fiebre, ritmo cardíaco irregular y hemorragia incesante por la ubicación de la biopsia tomada.
Las personas que se ven afectadas por enfermedades cardíacas, neumonía, asma descontrolada, enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave o neoplasia avanzada son más susceptibles a las complicaciones de la broncoscopia.
Después del procedimiento, debe buscar atención médica urgente si tose grandes cantidades de sangre, experimenta dolor o dificultad para respirar o si desarrolla fiebre alta.