Los fármacos anticoagulantes son fármacos que se utilizan para prevenir coágulos de sangre o para tratarlos.
Estos medicamentos disminuyen la cantidad de ciertas proteínas en la sangre que conducen a la coagulación de la sangre. La warfarina es una de las medicaciones de este grupo y al igual que sucede con todos los otros anticoagulantes, el médico tiene que prescribir su uso, así como las dosis. Con el fin de decidir si su uso será efectivo o no, el médico se asegurará de averiguar todo sobre el historial de salud del paciente y otros suplementos, minerales o incluso vitaminas que el paciente podría estar utilizando en este momento, porque para que este medicamento sea eficaz y beneficioso, es necesario excluir tantas situaciones en las que puede causar efectos secundarios como sea posible, ya que algunos de ellos pueden conducir a complicaciones serias e incluso permanentes y resultado fatal.
En los casos en que una persona sufre de aneurisma, hemorragia cerebral, infección del corazón, enfermedad renal o hepática o presión arterial alta el uso de warfarina puede tener más desventajas que beneficios por lo que estas personas no deben ser recetadas con este medicamento. Lo mismo ocurre con las personas con ciertos trastornos hemorrágicos o tendencias hemorrágicas, alergias y vasculitis, así como las personas que se someten a una cirugía o que han tenido recientemente una cirugía. En las mujeres, las que planean permanecer embarazadas en un futuro próximo o aquellas que ya están embarazadas, las mujeres que han dado a luz recientemente y en particular aquellas que han tenido anestesia epidural no deben bajo ninguna circunstancia usar warfarina.
Una vez prescrito, este medicamento se debe tomar de acuerdo con la prescripción y el calendario, porque incluso los cambios más leves en las dosis puede conducir a los efectos secundarios más peligrosos poniendo así la vida del paciente en juego. Algunos de estos efectos secundarios son la coagulación de la sangre, derrame cerebral, hemorragia interna, incluyendo el sangrado en el cerebro. Teniendo en cuenta la gravedad de los posibles efectos secundarios de la warfarina, el paciente debe informar incluso los síntomas que no parecen ser amenazantes en absoluto y debe informar de ellos lo antes posible. Se considera que el dolor en el estómago, la hinchazón, la diarrea y las náuseas no son amenazantes, pero no los ignore si son persistentes. Por otro lado, reaccione inmediatamente si experimenta dolores de cabeza, sangrado inusual e incluso hemorragias nasales o sangrado de las encías, dedos púrpuras o cualquier signo que pueda indicar alergia.