El tifus es una enfermedad causada por bacterias de la familia Rickettsia. Hay cuatro tipos diferentes de estas enfermedades como el tifus epidémico, el tifus endémico o murino, la enfermedad de Brill-Zinsser y el tifo de matorral.
Las bacterias que causan tifus son propagadas por parásitos como piojos, pulgas y ácaros. Las personas que viven en entornos superpoblados con mala higiene están expuestas a insectos, parásitos, ratas y heces se consideran en riesgo de contraer tifus.
Los síntomas del tifus pueden variar dependiendo del tipo, pero generalmente incluyen erupciones de la fiebre con manchas, dolor de cabeza y debilidad.
El tifo endémico causa fiebre y escalofríos, dolor en las articulaciones, náuseas, vómitos, dolor muscular y abdominal y delirio. Una tos suele estar presente en el tifus de matorral.
El tifus viene en tres formas más o menos distintivas.
El tifus cerebralis afecta al cerebro y al sistema nervioso. Los síntomas de esta forma de tifus reflejan los cambios en esos órganos e incluyen la etapa de irritación seguida de delirio, sopor y parálisis de los órganos sensoriales. Esta cantidad de sangre presente en el cerebro, la membrana espinal y sus respectivas membranas varía de la congestión a la anemia.
El tifus abdominalis afecta a los órganos localizados en el abdomen, específicamente a su membrana mucosa donde ocurren cambios como degeneración, ulceración y congestión.
Pneumo-tifo afecta a los pulmones y a veces al corazón. Los síntomas de esta forma de tifus son tos, dolor, respiración rápida o pesada y generalmente se asemejan a los síntomas de catarro o neumonía.
El diagnóstico de tifus se realiza mediante la prueba donde los anticuerpos se utilizan para determinar la presencia de la bacteria. Las pruebas también cubren el recuento sanguíneo, porque los niveles bajos de plaquetas y glóbulos rojos pueden indicar tifus entre otras condiciones. Otros factores investigados para obtener un diagnóstico firme son los anticuerpos tifo, la albúmina, las enzimas hepáticas y el sodio.
El tratamiento del tifus incluye antibióticos usualmente tetraciclina y cloranfenicol. El tifus epidémico, la forma más grave de esta enfermedad, puede requerir tratamiento adicional, por ejemplo, administración intravenosa de líquidos u oxígeno. Las personas ancianas por lo general sufren más de tifus y requieren atención médica adicional y lo mismo ocurre con las personas cuya salud general y el sistema inmunológico están deteriorados debido a otras condiciones.
El tifus puede causar complicaciones como daño renal y daño al sistema nervioso central, así como neumonía.
La mejor manera de prevenir el tifus es la buena higiene personal y general y evitar el contacto con los parásitos que pueden ser portadores de esta enfermedad.