Tanto la diversidad bacteriana en el intestino como el ejercicio regular son importantes cuando se trata de la salud. Pero, ¿cómo se relacionan los dos? Un nuevo estudio descubre el efecto que el ejercicio tiene en nuestra salud al ajustar el equilibrio del microbioma intestinal.
Una nueva investigación descubre cómo el ejercicio podría apoyar la diversidad bacteriana en el intestino.
Aunque esto puede parecer extraño, los cuerpos humanos están hechos, según estimaciones recientes, de casi tantas bacterias y otros microorganismos como las células humanas normales.
Solo en el colon, el tracto que contiene la mayor cantidad de células bacterianas, hay aproximadamente 38 billones de bacterias.
Estas bacterias tienen efectos importantes en el estado de nuestra salud, y la pérdida de diversidad bacteriana en el intestino está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad.
Ahora, un nuevo estudio sugiere que el nivel de actividad física de una persona puede afectar la diversidad bacteriana en sus entrañas y, por lo tanto, influir en su salud.
En un artículo que aparece en la revista Experimental Physiology, los autores, de la Universidad de Indiana Bloomington y la Universidad de Alabama en Birmingham, también explican el mecanismo biológico que hace que esto sea posible.
El vínculo entre el ejercicio y la tripa
Los investigadores sabían que la aptitud cardiorrespiratoria, la eficiencia con la que los sistemas circulatorio y respiratorio suministran oxígeno durante el ejercicio, estaba asociada con una mayor diversidad bacteriana, pero no estaba claro si esto se debía a la actividad física o al porcentaje de grasa corporal de un individuo.
Para averiguarlo, el equipo trabajó con una cohorte de 37 participantes que habían sido tratados exitosamente por cáncer de mama no metastásico.
La decisión de trabajar con esta cohorte se debió al hecho de que el tratamiento del cáncer generalmente tiene un impacto negativo en la salud metabólica, incluida la aptitud cardiorrespiratoria.
Los participantes acordaron realizar ejercicios graduados para que los investigadores pudieran evaluar su aptitud cardiorrespiratoria máxima, así como el gasto total de energía. Los investigadores también recolectaron muestras fecales de los voluntarios y las utilizaron para analizar la microbiota intestinal de los participantes.
Después de todas las evaluaciones y análisis, los investigadores establecieron que los participantes con mayor aptitud cardiorrespiratoria también tenían poblaciones bacterianas más diversas en el intestino, en comparación con sus compañeros que tenían una aptitud cardiorrespiratoria baja.
Además, el equipo confirmó que la aptitud cardiorrespiratoria estaba relacionada con aproximadamente una cuarta parte de la variación en la diversidad de especies bacterianas y que este efecto era independiente del producido por el porcentaje de grasa corporal de un individuo.
Por lo tanto, los datos indican que el ejercicio con una intensidad suficientemente alta y que puede aumentar la eficacia cardiorrespiratoria mejorará la salud general al apoyar un intestino mejor equilibrado.
Nueva línea de investigación
Aún así, los investigadores advierten que sus hallazgos son solo correlativos, y una mayor investigación debe tener como objetivo probar las relaciones causales potenciales.
Además, la cohorte era muy restringida, un pequeño grupo de mujeres tratadas por cáncer de mama, por lo que el equipo recomienda precaución al aplicar los hallazgos a otras poblaciones.
Sin embargo, en el futuro, los investigadores intentan abordar estas deficiencias y descubrir la mejor manera de aplicar sus hallazgos para mejorar la salud de las personas en riesgo.
«Nuestro grupo está realizando un estudio de intervención para determinar cómo la variación en la intensidad del ejercicio puede influir en la diversidad de microbiota intestinal en condiciones de alimentación controlada», dice el autor principal del estudio, Stephen Carter, Ph.D.
» [El objetivo es] descubrir cómo el ejercicio puede afectar los resultados funcionales de la microbiota intestinal, así como estudiar cómo la prescripción del ejercicio puede optimizarse para mejorar los resultados de salud entre las poblaciones clínicas».
El autor principal Stephen Carter, Ph.D.