A pesar del ritmo acelerado de la investigación, todavía hay muchas enfermedades que desafían el tratamiento. Un artículo, recientemente publicado en la revista Science, pregunta si el veneno podría ayudar a diseñar tratamientos innovadores.
Las plantas y animales venenosos son increíblemente comunes – el 15 por ciento de la biodiversidad de la Tierra, según los autores – que ocupan todos los nichos y hábitats ecológicos.
Desde gusanos hasta lagartijas y desde arácnidos hasta mamíferos, el veneno ha demostrado ser una herramienta ganadora en el juego de la supervivencia.
El veneno es tan efectivo que en realidad evoluciona independientemente en una variedad de especies ; pero, ¿podemos aprovechar estas toxinas y utilizarlas en nuestra ventaja?
Hasta hace poco, cosechar veneno y diseccionarlo a nivel molecular era difícil; muchos animales venenosos son pequeños, por lo que es difícil cosechar. Además, el veneno es a menudo un cóctel complicado de productos químicos.
Sin embargo, esto está cambiando lentamente a medida que la tecnología mejora de manera constante, y todo su potencial se está enfocando.
Los avances abren nuevas puertas
La autora principal del estudio , Mandë Holford, del Graduate Center de la City University of New York y Hunter College, ambas en la ciudad de Nueva York, cree que los animales tóxicos pueden contener pistas para el tratamiento de una variedad de afecciones, incluyendo diabetes y enfermedades autoinmunes y dolor crónico.
Ciertos avances tecnológicos han ayudado a desarrollar una mejor comprensión del veneno. Por ejemplo, los avances en ómicas – la identificación y cuantificación de las moléculas biológicas que componen un organismo – proporcionan una visión más profunda.
Los científicos ahora pueden observar el genoma de una especie y dibujar los cambios evolutivos que se han desarrollado a lo largo de generaciones.
«Conocer más sobre la historia evolutiva de las especies venenosas puede ayudarnos a tomar decisiones más específicas sobre el uso potencial de compuestos de veneno en el tratamiento de enfermedades».
Mandë Holford
Holford continúa: «Los nuevos entornos, el desarrollo de la resistencia del veneno en sus presas y otros factores pueden hacer que una especie evolucione para sobrevivir. Estos cambios pueden producir nuevos compuestos, algunos de los cuales pueden resultar extremadamente útiles en el desarrollo de fármacos».
Actualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha aprobado solo seis medicamentos derivados del veneno. Esto, Holford y sus colegas creen, es solo la punta del iceberg.
Debido a la rica diversidad de venenos naturales y su alta especificidad, podrían ser plantillas útiles para los diseñadores de fármacos.
El futuro de la investigación del veneno
Discutido en el nuevo documento hay algunos ejemplos de donde el veneno podría ser útil. Por ejemplo, los péptidos derivados de una anémona marina venenosa podrían ayudar a tratar enfermedades autoinmunes al dirigirse a canales iónicos específicos en las células T.
Además, las neurotoxinas derivadas del Conus magus, una especie de caracol de mar, pueden proporcionar tratamientos efectivos para el dolor crónico que no causa adicción.
Otro ejemplo es el escorpión deathstalker, que produce clorotoxina; esto se une selectivamente a las células malignas, por lo que es útil para señalizar las células tumorales antes de la cirugía para garantizar que se elimine todo el tejido canceroso.
La clorotoxina también se ha estudiado como un vehículo potencial para transportar medicamentos contra el cáncer a su objetivo.
Según el informe, las toxinas de las arañas podrían algún día producir una forma respetuosa con el medio ambiente para que los agricultores eliminen los cultivos de plagas. En lugar de los insecticidas tradicionales de amplio espectro que pueden ser tóxicos para otros animales y acumularse en cursos de agua, los plaguicidas naturales basados en proteínas son altamente específicos para sus especies objetivo y biodegradables.
Venom está disfrutando de un resurgimiento en popularidad, pero usar estas toxinas como medicina no es nada nuevo. El primer ejemplo registrado fue retransmitido por el historiador Apiano de Alejandro hace más de 2.000 años.
Según él, después de que Mitrídates recibió una herida de espada en la pierna, los doctores escitas le salvaron la vida aplicando «una pequeña cantidad de veneno de víbora esteparia», que detuvo el sangrado.
Como señala un autor, «los antiguos curanderos escitas no se sorprenderían al saber que el veneno cristalizado […] ahora es una importante exportación a las salas de emergencia de todo el mundo».
Venom aún tiene muchos secretos por revelar, y los avances tecnológicos nos ayudarán a desentrañarlos constantemente. El floreciente campo de la veneno es sin duda uno de los que hay que mirar.