Rufinamida es un medicamento anticonvulsivo. Se usa en combinación con otros medicamentos y terapias para tratar el síndrome de Lennox-Gastaut y varios otros trastornos convulsivos.
El mecanismo de acción de la Rufinamida aún se desconoce. Sin embargo, se están realizando varios estudios para que uno pueda entender cómo funciona.
Precauciones
No se debe tomar este medicamento si uno es alérgico a alguno de sus componentes, si uno tiene problemas hepáticos graves o si hay antecedentes de enfermedad cardíaca en la familia. En algunos casos, uno debe buscar el consejo de un médico calificado, para ver si uno debe o no debe tomar este medicamento. Esos casos podrían ser: cuando uno está en diálisis, tiene ciertas alergias, si está embarazada o amamantando, si está tomando otro medicamento recetado, si uno tiene un historial de problemas mentales, etc.
Algunos otros medicamentos no deben tomarse junto con rufinamida: ácido valproico, fenobarbital o fenitoína, primidón, etc. Todos estos medicamentos pueden interactuar con la Rufinamida, y es por eso que son extremadamente peligrosos si se mezclan.
Los efectos secundarios de Rufinamida
La Rufinamida se ha estudiado a fondo en ensayos clínicos. En estos estudios, se documentaron los efectos secundarios que ocurrieron en un grupo de personas que tomaban Rufinamida. Como resultado, es posible ver qué efectos secundarios tuvieron la Rufinamida, con qué frecuencia aparecieron y cómo se compararon con el grupo que tomó el placebo.
Los efectos secundarios más comunes incluyen: agotamiento, dolor de cabeza, náuseas (a veces acompañadas de vómitos), mareos, etc.
Los efectos secundarios graves incluyen cambios de humor, dolor de garganta, sangre en la orina, visión borrosa, temblor, insomnio, arritmia, reacciones alérgicas severas, etc. Si estos síntomas aparecen, uno debe ir inmediatamente a un médico. Es imperativo que lo haga, ya que estos pueden conducir a otros problemas de salud más complejos.
Efectos secundarios raros
Efectos secundarios gastrointestinales: estreñimiento, náuseas, dolor abdominal, etc. Los efectos secundarios psiquiátricos incluyen una mayor sensación de ansiedad. Efectos secundarios metabólicos, lo que significa variaciones en el apetito. Ocular, que incluye visión borrosa. Hematológico, lo que significa que uno puede tener anemia por deficiencia de hierro. Musculoesquelético, que han incluido dolores de espalda.