El cáncer de hígado es una enfermedad altamente letal. En la mayoría de los casos el diagnóstico se establece cuando la enfermedad ha progresado, por lo tanto la recuperación total es imposible. En etapas posteriores el resultado letal es predecible.
Sin embargo, si se encuentra a tiempo este cáncer puede ser tratado por diferentes modalidades, incluyendo la cirugía y la quimioterapia o incluso una combinación de estos dos. Cuanto antes se diagnostica el cáncer, mejor es la tasa de supervivencia.
La extirpación quirúrgica puede realizarse en ambos casos, en un tumor primario del hígado y en caso de metástasis de otras malignidades en el hígado. Los cirujanos no pueden quitar el hígado entero, no se puede vivir sin él.
Existen numerosas opciones quirúrgicas en caso de cáncer de hígado. Incluyen criocirugía y resección parcial del hígado. Las resecciones parciales varían según la extensión de la resección. Si sólo se elimina un lóbulo, el procedimiento quirúrgico se denomina lobectomía y segmectomía, significa que todo el segmento se ha resecado. En algunos casos incluso el reemplazo del hígado es posible. No importa qué tipo de operación se realiza, los dos se realizan bajo anestesia general y duran aproximadamente de dos a cinco horas.
Antes de la operación se realizan numerosas pruebas y análisis. Es importante que el cirujano conozca la ubicación exacta del tumor y la tomografía computarizada de la parte superior del abdomen lo hace posible. Incluso la RM del abdomen es buena. Mientras que quitar el tumor es esencial, el tejido circundante se quita también. El margen de al menos 1/2 pulgada es recomendable.
Las complicaciones después de la cirugía predominantemente incluyen cansancio y dolor en la parte superior del abdomen. También hay problemas con la digestión y se supone que se adhieren al régimen dietético ligero al menos por un tiempo. Uno puede sufrir de diarrea y la sensación de presión dentro del abdomen. La hemorragia y las infecciones son raras pero todavía posibles. La complicación más grave es el fracaso de este precioso órgano.
En caso de que el paciente sufra de cáncer de cualquier otro sitio primario y que la enfermedad se halla propagado sólo en el hígado, el paciente puede ser sometido a metastasectomía o resección de metástasis hepáticas. Esto se hace después de la conformación de que la enfermedad no ha afectado al resto del cuerpo. La metastasectomía se realiza en el caso de carcinoma colorrectal y pulmonar metastásico. Incluso en estos pacientes la cirugía no es la solución permanente y el tratamiento debe continuar con los quimioterápicos.
El problema es que la enfermedad tiende a ser diagnosticada demasiado tarde o el tumor puede estar presente cerca de vasos sanguíneos hepáticos significativos. En estas situaciones la cirugía es imposible y la única opción es la quimioterapia.