La progeria es un trastorno genético poco común, también se llama síndrome de progeria Hutchinson-Gilford (HGPS). Los síntomas comienzan a la edad de dos años y por lo general estos niños no viven mucho tiempo. Su vida termina cuando llegan a la pubertad, pero hay algunos casos en los que el niño alcanza veinte años de edad. La cura para este trastorno no existe, pero hay tratamientos que pueden ayudar a que los niños tengan una vida mejor.
Los síntomas aparecen muy temprano, cuando los niños tienen uno o dos años. Los niños con progeria crecen muy lentamente, la altura y el peso está por debajo de la media, la cara es estrecha, la nariz se pellizca (a causa de estos dos síndromes, el niño parece viejo), la pérdida total del cabello (incluyendo cejas y pestañas), aparecen los ojos más grandes, la cabeza es más grande, la mandíbula es más pequeña, la piel está suelta, las articulaciones son rígidas, la voz es de tono alto y los pies se deforman.
La causa de esta enfermedad es una mutación del gen de lamin A (LMNA) que es necesario para hacer una proteína que mantiene el núcleo (el centro de celda) juntos. La progeria no es una mutación heredada y se cree que la mutación del gen se produce en el esperma antes de la concepción.
No existe cura para la progeria. Sin embargo, el tratamiento adecuado puede aliviar algunos síndromes. La observación constante de la condición cardiovascular puede ayudar a retrasar la progresión de las enfermedades del corazón. El niño debe recibir una pequeña dosis de aspirina todos los días para ponerlo fuera de un accidente cerebrovascular y ataque cardíaco. La terapia física puede reducir la rigidez de las articulaciones y esto puede ayudar a que el niño sea más activo en la vida. El niño debe comer alimentos nutritivos con alto contenido calórico con el fin de aumentar de peso. Los dientes permanentes comienzan a crecer antes de que los primarios se hayan caído.
Enterarse de que su hijo sufre de progeria es extremadamente difícil y emocional para los padres. Es importante que pidan el apoyo de familiares, amigos y profesionales. Una terapia de grupo de apoyo adecuada también puede ser particularmente útil en algunos casos. Dado que la condición mental del niño es normal, él / ella con el tiempo toma conciencia de la enfermedad. Es crucial que los padres sigan siendo honestos con su hijo y ayudarlo / a para hacer frente a la situación de todos los días.