La cirugía pituitaria es un procedimiento que a veces es una parte inevitable del tratamiento de los tumores hipofisarios. Este tipo de tumores se desarrolla en la glándula pituitaria y se manifiesta a través de adenomas (crecimientos anormales no cancerosos).
Puede afectar la función de la glándula causando la producción anormal de ciertas hormonas que tienen que controlar las funciones del cuerpo, o disminuyendo el nivel de las mismas hormonas. A pesar de que se sospecha que la causa real de la enfermedad está de alguna manera relacionada con la genética, aún no se han descubierto más hechos sobre esto, así como otras causas. Por ahora, se ha confirmado que solo un pequeño número de casos es hereditario.
Debido al hecho de que los tumores pituitarios pueden causar presión en el cerebro, y por lo tanto, una serie de problemas graves, es necesario visitar al médico tan pronto como se noten los primeros síntomas. Los signos que pueden indicar esto son dolor de cabeza y pérdida de la visión en primer lugar, vómitos, estreñimiento, presión arterial baja, cambios en el peso sin explicación, pérdida de cabello e incluso disfunción sexual. En los casos en que la visión está en duda debido a que el tumor presiona los nervios ópticos, o en el caso de que se produzcan ciertas hormonas en cantidades mucho mayores, la cirugía es la única solución y requiere la extirpación del tumor pituitario.
Complicaciones de la cirugía de la pituitaria
Hay varios métodos disponibles para el tratamiento del tumor hipofisario, pero el que será sugerido por el médico depende de ciertos elementos. Por ejemplo, el tipo, el tamaño y la ubicación del tumor afectan esta decisión, así como la edad de los pacientes y su estado general de salud. Hay dos enfoques quirúrgicos cuando se trata de cirugía pituitaria, uno es transesfenoidal transnasal endoscópico, mientras que otro se llama enfoque transcraneal. Durante el primer tipo del procedimiento, el tumor se elimina a través de la nariz y los senos paranasales, y se usa principalmente en casos de tumores pequeños, que no se han diseminado a los nervios y tejidos circundantes. Para los tumores más grandes, que son al mismo tiempo más complicados, se utiliza el segundo abordaje, y en tales casos, la incisión debe realizarse en la parte superior del cráneo.
En cuanto a las posibles complicaciones, algunas de ellas son el daño de la glándula pituitaria, lo que provocará otros problemas de salud. Entre ellos también están la diabetes insípida; daño de las arterias carótidas; sangrado después de la cirugía o fuga del líquido espinal; e incluso la coagulación de la sangre, que puede conducir a la ceguera.