Dado el hecho de que cada uno de nosotros es por naturaleza diferente, tanto físicamente como fisiológicamente, esto explica el hecho de que nuestro cuerpo reaccione de manera diferente a diferentes condiciones y enfermedades.
Con algunos, los síntomas son de naturaleza más severa, mientras que en otros estos síntomas no son sólo más leves, sino que también ocurren con menos frecuencia, a veces incluso sólo una vez y después se va para siempre. La ansiedad es una condición que se caracteriza por estados emocionales particulares, que influye aún más en el bienestar de una persona de una manera bastante negativa. El principal problema con esta condición es que en realidad representa la respuesta de la persona a un peligro subjetivo e imaginario y no a un verdadero placer.
A veces los síntomas, que siguen a esta condición, se producen en un mayor número, mientras que a veces la ocurrencia de sólo uno es posible. Los síntomas más comunes son los problemas con rápido crecimiento en la intensidad, la tensión, la presión manifiesta, la rigidez, el aspecto de los puntos doloridos de repente, pero además de estos también están la pérdida frecuente de color de la cara y la palidez, de repente el cuerpo intenso tiembla y se estremece, se produce un aumento repentino de la temperatura corporal, sensación de ardor en la superficie de la piel y aumento de la sensibilidad, asfixia, dolor en el área frontal del pecho, fiebre y escalofríos, incapacidad para hablar adecuadamente y dificultades de coordinación cuando se trata de la boca y la lengua, demasiada energía, contracciones musculares espasmódicas, sentirse como si estuviera a punto de caerse o desmayarse. Entre los de mayor gravedad se encuentran arritmias, hiperactividad, variaciones del deseo sexual, espasmos musculares, náuseas seguidas de vómitos, adormecimiento, dolor de cabeza, sudoración intensa, espasmos, incontinencia urinaria , Etc.
Cuando rompemos los síntomas y los analizamos en términos de área especial que afectan, encontramos que los primeros en ser golpeados son nuestro pecho. Lo que ocurre son sensaciones temblorosas y vibrantes en esta área, dolor intenso y torpeza, dificultad para respirar adecuadamente, sensación constante de falta de oxígeno, latidos irregulares del corazón y saltos de los latidos. Dejando a un lado la fisiología, cuando analizamos las emociones y todas las relacionadas con ellas, descubrimos la ansiedad en cuestión: miedo parecido a la paranoia, relacionado con las opiniones que otros tienen alrededor de ti, miedo claustrofóbico, miedo en el lugar público, miedo de morir y perder el control, pensamientos sombrios acerca de que perder la mente y volverse loco, etc. Lo que también llega a estar fácilmente «infectado» con la ansiedad son nuestros sentidos, ya que tienden a experimentar momentos de deterioro de la audición o creemos que nuestra audiencia esta bloqueada por algo situado dentro de la oreja, presencia de tambores dentro de la oreja y otros sonidos no identificables. La clave para superar esta condición puede ser tratar de encontrar al menos una o dos horas diarias, relajarse y contemplar el día o hablar con su pareja acerca de sus problemas y sus miedos.