El pericardio es el saco con dos capas, que rodea el corazón y las raíces de grandes vasos sanguíneos, como la vena cava, la aorta, las venas pulmonares y la arteria pulmonar. Su función es ayudar a la eficacia cardiaca, reparar anatómicamente el corazón mediante conexiones ligamentosas y proteger el corazón de malignidades, infecciones y alguna fricción externa.
La pericarditis crónica es, por lo tanto, inflamación del pericardio. Como resultado de esta inflamación, los pacientes que padecen esta rara afección generalmente experimentan engrosamiento del pericardio o acumulación de líquido en el espacio pericárdico. Los médicos diferencian dos tipos principales de pericarditis, derrame crónico y pericarditis constrictiva crónica.
Acerca de la pericarditis efusiva crónica (PEC)
En la mayoría de los casos, esta condición es idiopática, lo que significa que no tiene ninguna causa aparente. Sin embargo, puede ser una consecuencia de la pericarditis aguda, causada por hipotiroidismo, tuberculosis o cáncer de mama y pulmón.
Algunos de los pacientes son asintomáticos, pero otros se quejan de disnea por esfuerzo físico, malestar o dolores en el pecho, palpitaciones y aturdimiento. Las personas también pueden sufrir de hipo, fatiga, tos, ronquera, confusión y ansiedad debido a esta condición. Los síntomas adicionales pueden incluir hipotensión, presión venosa yugular elevada (PVY) y disminución de los ruidos cardíacos. En algunos casos, los pacientes pueden desarrollar taponamiento cardíaco como una complicación tardía de esta condición.
Los pacientes generalmente reciben tratamiento por la causa de PEC. Los síntomas leves en pacientes que no están hemodinámicamente comprometidos generalmente se tratan con un enfoque conservador, mientras que otros pacientes pueden requerir intervención quirúrgica.
Pericarditis constrictiva crónica
Las causas de la pericarditis constrictiva crónica (PCC) pueden incluir: infecciones virales, tuberculosis, algunas complicaciones posquirúrgicas o irradiación mediastínica y en algunos casos otras infecciones, trastornos del tejido conectivo, drogas, traumas, enfermedades cardiovasculares, uremia, uso de ciertos medicamentos y neoplasmas. Algunos traumas químicos y la herencia también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de esta condición.
Los primeros signos son a menudo demasiado sutiles para ser notados. El PCC avanzado se puede caracterizar por ictericia, pérdida de masa muscular, caquexia, disnea, PVY elevada, signo de Kussmaul, edema periférico. En algunos casos, los pacientes que padecen esta afección pueden padecer hepatomegalia pulsátil, golpe pericárdico, impulso apical reducido y pulso paradójico. La congestión venosa intensa puede estar acompañada de algunos síntomas gastrointestinales.
El tratamiento médico para los pacientes con PCC incluye reposo en cama y el uso de diuréticos. Esto y la restricción de sal en la dieta son conocidos por aliviar los síntomas de esta condición. Aunque el procedimiento quirúrgico es efectivo en el 85% de los casos, la tasa de mortalidad también es muy alta y alrededor del 5 al 15% de los pacientes terminan con consecuencias letales de esta cirugía.